En 2014 el artista Evan Holm creó una instalación que puede reproducir discos de vinilo en un charco que simula un bosque sonoro reflexivo y cautivante.
Hoy en día ya poco parece sorprendernos cuando se trata de adelantos o novedades en referencia a la reproducción de discos de vinilo. Hemos visto platos de diseño vertical (como la Sony PS-HX500 o la Gramovox), hasta tornamesas que rotan en el aire con sistemas de levitación nunca antes visto hasta la aparición de la Mag Lev Audio en 2016.
Si bien los ejemplos mencionados se refieren a equipos en algunos casos exclusivos y pensados para ser adquiridos para el goce hogareño, en este caso nos enfrentamos a una instalación artística que literalmente sumerge los discos en el agua de una piscina, generando una imagen conmovedora a la vez que la música se reproduce a la perfección.
La obra es del artista Evan Holm y fue titulada sencillamente “Submerged Turntables”. La idea según el propio Holm le vino a partir de una imagen en la que vio “un disco girando silenciosamente bajo el agua oscura”, y a partir de ella se dispuso a trabajar en su prototipo de instalación artística que simula un charco en medio del bosque de 200 litros de agua teñida de tono opaco, y donde los protagonistas son dos vinilos que giran sumergidos generando ondas tanto acuáticas como tonales. «Estuve a punto de llorar cuando el tono y el pitch de la música emergieron de debajo de la superficie del agua», dijo en su minuto a la BBC.
La obra fue exhibida en importantes salas y galerías de Estados Unidos como el MoMA de San Francisco, y la Academia de Ciencias de California. En cuanto al sistema de sonido, éste se conforma por dos tornamesas cuyos componentes eléctricos han sido retirados y colocados en las ramas de los árboles que se asoman sobre el agua, todo debidamente impermeabilizado. De hecho, los brazos parecen dos ramas delgadas y largas que pinchan el disco sumergido como si se tratara de una fábula sonora.