Una historia oral sobre «Alturas de Machu Picchu» por Mario Mutis

En 2007 mientras trabajaba como periodista y productor del desaparecido programa Circuito Cultural de Radio Usach, decidí resolver el encargo de un reportaje sobre una nueva conmemoración del natalicio de Pablo Neruda con lo que más me gustaba sobre el vate chileno: el hecho de que escribiera el poema que inspiró a Los Jaivas para hacer esa cumbre llamada Alturas de Macchu Picchu. Con la banda repartida entre Francia y Chile, finalmente quedé con Mario Mutis, bajista titular de la banda, en las antiguas oficinas de Los Jaivas. En más de 3 horas de generosa conversación buceó entre sus recuerdos para reconstruir el origen de uno de los discos más importantes del progresivo latinoamericano. En una época donde aún existía Encarta, agradezco el trabajo de Freddy Stock (“Los caminos que se abren” publicado en 2002) y aquellos extintos blogs (mención especial para Losjaivamigos) que tan generosamente me dieron más historias y datos que sólo las notas del vinilo tantas veces había leído buscando desentrañar el misterio de ese planeta negro que giraba mágico y cósmico.

*Seguramente hay datos que con el tiempo se han precisado, pero decidí hacer una transcripción sin correcciones (salvo temas de redacción) de aquel reportaje radial emitido un 12 de julio de 2007.


“Hay poetas que además de grandes creadores parecen abrazar todo su tiempo y personificar a su época. Porque su poesía no sólo admira, conmueve, sorprende a lectores individuales, sino educa a toda una generación y la modela espiritualmente orientando sus gustos y su sensibilidad, su manera de entender el arte y la vida. Ese fue el caso de un Víctor Hugo en Francia, un Walt Whitman en Estados Unidos, un Pushkin en Rusia. Ese ha sido el caso en hispanoamérica de Pablo Neruda, un poeta que pareció la encarnación del medio y el momento en que vivió”. 

Estas palabras del escritor peruano Mario Vargas Llosa, que siguen a la canción “Del Aire al Aire”, abren el especial televisivo Alturas de Macchu Picchu, poema de Pablo Neruda musicalizado por la banda chilena Los Jaivas y grabado por Canal 13 en la mismísima ruinas incas. El especial fue todo un éxito, tanto en Chile como en Perú y lo mismo pasó con el disco que rápidamente comenzó a editarse en toda Latinoamérica y algunos países europeos. Alturas de Macchu Picchu es considerado como una obra mayor, un sincero homenaje a la cultura latinoamericana y claro, la obra maestra de Los Jaivas (lugar que para otros reclama con igual mérito su Obras de Violeta Parra). Pero la génesis del proyecto fue bastante más casual y en ningún caso hacía presagiar la la sólida obra musical que podemos oír hoy. De hecho Alturas de Macchu Picchu perfectamente podría no haber visto nunca la luz. 

La idea no salió de Los Jaivas, tampoco de Vargas Llosa ni de la televisión peruana o chilena. Desde 1977 la banda vivía en Francia: se habían marchado para cuidarse. Una vez más. Como cuando la situación en Chile era insostenible en los primeros meses de la dictadura de Pinochet y se trasladaron a Argentina donde tenían una vida tranquila y muy prolífica (dos discos editados y las sesiones de lo que sería Los sueños de América colaboración con el brasileño Manduka). Eso hasta que Eduardo Parra fue detenido por militares. Estuvo encerrado por tres meses. Era una alerta de lo que las crueles dictaduras que se instalaban en el cono sur podían llegar a hacer.  Ante esto, pese al dolor que le causaba, deciden irse a Europa. 

Los Jaivas recién llegados a Francia: Gabriel Parra, Gato Alquinta, Claudio Parra, Pájaro Canzani, Eduardo Parra y Albertito Ledo.

Después de pasar una temporada en Biarritz donde llegan a vivir, literalmente, a un palacio del siglo XVIII, se trasladan a Les Glycines una mansión parisina con grandes jardines, no tan lujosa como la de Biarritz, pero igual de imponente. En ese lugar lograron vivir al mismo tiempo unas 30 personas entre los músicos, sus novias, esposas, hijos, hijas, amigos  y una enorme perra San Bernardo. En uno de esos atiborrados almuerzos en Les Glycines, como era de esperarse, Los Jaivas recibieron más visitas. Ya estaban acosumbrados a ello: muchos chilenos recién llegados del exilio buscaban la complicidad del clan y pasaban la tarde en los inmensos jardines  jugando una pichanga de fútbol o disfrutando de la vida en comunidad. Pero esta vez no llegó un compañero, ni un músico y menos aún un hippie: era un hombre de mediana edad, de nacionalidad peruana, elegantemente vestido, corbata incluida algo que en el núcleo de Los Jaivas no se veía desde sus primeros pasos como orquesta bailable. Era diciembre de 1980. Mario Mutis bajista de la banda nacional recuerda su primer contacto con la idea de Alturas de Macchu Picchu.

“Ese peruano se llamaba Daniel Camino y estaba más loco que una cabra, en realidad. Llegó proponiendo una gran cantata sudamericana para que fuera difundida en todo el mundo, etcétera, etcétera. ‘Hay que invitar a una soprano de no sé dónde’…era un proyecto muy loco. Y finalmente tenía que ser grabado en video, o sea un audiovisual en las ruinas de Machu Picchu. Bueno, nosotros en toda nuestra historia hemos tenido muchos proyectos locos. Si yo te contara todos los proyectos…han habido millones de proyectos, pero son normalmente pocos los que llegan hasta el final porque siempre son tan complicados de producción, tan caros, qué se yo, que poco rentable en lo económico, pero interesantes por el lado artístico…Entonces normalmente son proyectos que son muy difícil que resulten.  Ahora cuando llegó el peruano a contarnos esa historia, nosotros dijimos ‘bueno, otro proyecto, uno más’ y ahí quedó. En realidad, no lo pescamos mucho, esa es la verdad. Él se fue a Perú y no supimos mucho más”.

Mario Mutis

Los Jaivas en Les Glycines

Era una idea bonita, de eso no habia duda. Y a Los Jaivas les pareció exactamente eso: sólo una de las tantas ideas que son bonitas, pero difíciles de concretar. Luego de la extraña visita, la banda debió salir de gira por distintos países de Europa. En eso estaban, en Viena, cuando reciben una llamada desde Lima. Era Daniel Camino.

“Y después de unos 5 o 6 meses llama por teléfono desde Lima y dice ‘Ya chiquillos, me conseguí las ruinas de Machu Picchu. Y estoy en conversaciones con el canal nacional peruano para que ellos también apoyen la cosa audiovisual. Nos falta solamente un canal más, yo les propongo que le pidan a un canal chileno que se haga cargo de grabación’. Él ya se había conseguido con el presidente de la República el lugar, que eso ya es bastante.  Así que de ahí nosotros hablamos con canales chilenos, específicamente con Canal 13 que aceptó de inmediato y empezamos a programar el cuento. Nos dijimos: ‘bueno, parece que hay que hacerlo’ (risas). Y nadie se preguntó cómo se iba a financiar, cómo se iba a hacer, nadie se preguntó esas cosas que hoy en día son muy práctiCas, pero hace 20, 25 años atrás, esas cosas ni se conversaban, ahí se veía en el camino cómo se hacía”.

Mario Mutis

El proyecto tomaba cuerpo: estaban las ruinas, el apoyo del gobierno y del ejército en el tema de la movilización. Los Jaivas estaban gratamente sorprendidos, pero las llamadas de Daniel Camino no terminaron ahí. El siguiente paso era las canciones. El peruano quería un adelanto de los temas y los quería ya. Ahí fue cuando Mario Mutis, ‘Gato’ Alquinta y los hermanos Gabriel, Eduardo y Claudio Parra decidieron suspender todas las actividades y dedicarse exclusivamente a la composición.

“Bueno, resultó el proyecto finalmente. Después él (Camino) nos volvió a llamar al mes o algo así y nos dijo ‘ya chiquillos, ahora necesito que me manden algo de la música, ya tienen que estar trabajando en eso’. Y en ese momento nos dimos cuenta que la cosa ya se venía violentamente y tuvimos que irnos a la sala de música y empezar a trabajar rápidamente. Así que le mandamos dos temas: el “Sube a nacer” y creo que “Del aire al aire”.

Albertito Ledo, un argentino que vivía con nosotros, se empezó a ir de la casa, tenía en esos momentos la inquietud de hacer otras cosas -después de fue a Estados Unidos- y antes de irse, grabó justamente este tema que nosotros le pusimos “Del aire al aire”. Él grabó una improvisación con Dominic Strabach (ingeniero de Alturas de Machu Picchu) en la misma sala donde trabajábamos con la banda. Y de repente se fue, dejó esto como un regalo. Cuando nosotros ya nos metimos en este cuento del proyecto empezamos a escuchar esto que dejó Albertito y nos dimos cuenta que calzaba perfectamente con el entorno, la ambientación de lo que era el primer poema de Alturas de Machu Picchu. Entonces dijimos, ‘bueno, esta se va a llamar ‘Del aire al aire». El Albertito lo hizo sin pensar en eso (el poema de Neruda). Con eso, ya partió musicalmente el cuento. Después nosotros hicimos el ‘Sube a nacer’. Lo hicimos muy muy rápido y lo mandamos definitivamente al Perú”. 

Mario Mutis

“Del aire al aire” no era precisamente uno de los dos temas que llegaron a las manos de Daniel Camino, los títulos eran “Águila Sideral” y “Sube a nacer conmigo hermano”. Pero sí “Del aire al aire” se transformó en la canción que abriría el disco. Un homenaje a un ex compañero de banda que había abandonado Les Glycines y que, sin quererlo, había dado la inspiración necesaria para uno de los discos más importante de la carrera de los viñamarinos.

Las canciones debían hacerlas rápido. Estaban contra el tiempo. Faltaba muy poco para el cumplimiento del plazo fatal de septiembre de 1981. En medio de la ruta de las giras, debieron registrar los temas o así al menos lo hicieron con las  voces de “Sube a nacer conmigo hermano”.

“La grabación de ‘Sube a nacer’ fíjate que curiosamente la hicimos en Alemania porque estábamos de gira. Grabamos en un estudio y de repente apareció un ingeniero de sonido, morenito de bigotito finito. Era italiano. Y él nos grabó las voces, solamente las voces. Y yo creo que lo hizo espectacularmente bien, porque las voces del ‘Sube a nacer’, la técnica usada, es memorable. Yo creo que no hemos vuelto a grabar voces así, con esa potencia, con esa nitidez, esa claridad, ese equilibrio. Técnicamente muy bueno. Él no era nadie connotado, era un técnico que trabajaba en el estudio al que nosotros fuimos como uno va y dice ‘Hola buenas tardes, queremos grabar’ ‘Sí pase no más’ ‘¿Cuánto vale?’ ‘Tanto la hora’ ‘Ah ya, ¡deme 10!’ (risas)”.

Mario Mutis

La creación de Alturas de Machu Picchu tuvo una forma bastante particular de desarrollarse. Primero, no estaban en  Machu Picchu, tampoco estaban en Perú, ni siquiera en Latinoamérica. Estaban en la sala de música de  Les Glycines, su hogar francés.

“Nosotros nos metimos en el cuento, en la musicalización del poema de Neruda que, ahora visto con el paso y la perspectiva del tiempo, lo encuentro de una patudez enorme. No teníamos si quiera el libro. Era difícil encontrar un libro en español en Francia, bueno, en cualquier otro país que no fuera de habla hispana. Finalmente conseguimos un libro en español de Alturas de Machu Picchu, lo fotocopiamos y nos repartimos los papelitos, cada uno leyendo el poema. Estuvimos varios días leyendo, conversando, debatiendo lo que quiso decir Neruda cuando escribe tal cosa. Neruda es bien hermético, no es que cuando uno lo lee entiende todo lo que dice. No era tan fácil ponerse de acuerdo con las interpretaciones. Ahora con Machu Picchu, nosotros sabíamos que existía, que había sido la ciudad perdida de los Incas…sabíamos toda la historia y la mitología que la rodea, pero ninguno de nosotros había estado nunca en Machu Picchu. Así que ni conocíamos el poema (risas) ni conocíamos el lugar».

Mario Mutis

Para inspirarse un poco pegaron en la pared de la sala una imagen de las ruinas incas, la más grande que encontraron. De esta forma comenzaron a salir “La poderosa muerte”, “Antigua América” y “Amor americano”. La duda que se instalaba ahora en la mente de Los Jaivas era si su música iba a corresponder al lugar físico, a Machu Picchu.

“Hay muchas cosas que yo entendí cuando estaba sentado en la Casa del vigía con las patitas colgando mirando hacia abajo. Me llevé un aparatito que en ese tiempo eran caseteras. Me puse los audífonos y escuché toda la obra en casete, mirando el valle, mirando Machu Picchu y en realidad era como ver una película: todo correspondía perfectamente. Por ejemplo mientras escuchaba ‘Águila sideral’ justo pasaron unos cóndores volando…una cuestión espectacular, era algo mágico. Cuando Neruda habla, por ejemplo, de la serpiente de plata yo me imaginaba a una serpiente que brillaba al sol, escondida entre la naturaleza, ¡y no po’! La serpiente de plata era el río Urubamba que cuando el sol estaba arriba, en el cenit, caen los rayos directamente sobre el agua y el agua se ve brillante y ahí dije ‘Bah, esa es la serpiente de plata’. Ahora, la música no se alteraba, porque la serpiente que yo había pensado era una serpiente de verdad, pero que también brillaba por el sol, entonces algo había en común: la plata era el reflejo del sol.

Esa escuchada fue realmente alucinante”.

Mario Mutis

Para la grabación del especial televisivo recibieron la ayuda total del gobierno peruano. Aviones e incluso un helicóptero para trasladar el piano de cola de Claudio Parra. Debían ocupar las locaciones en los espacios libres de turistas, esto era antes de las 11 am y después de las 17 pm.  El largo tiempo que estuvieron en las ruinas incaicas los acercó al pueblo peruano creando lazos de amistad imperecederos, aunque el comienzo existieron algo de dudas ante la reacción de nuestros vecinos.

“En ese sentido nosotros tuvimos  la suerte de ser reconocidos como músicos latinoamericanos. No fuimos discriminados por ningún motivo, menos porque fuéramos chilenos…Nosotros pensábamos que iban a haber algunos problemas porque resulta que las ruinas son peruanas, el poeta era chileno, la banda era chilena y el canal que iba a grabar también era chileno. Entonces decíamos cómo tanto chileno aquí. Sin embargo, los peruanos nos prestaron todo su apoyo, a nivel gubernamental, institucional, el ejército, el Instituto de Turismo…todo el mundo apoyó. Fue un trabajo en conjunto que hasta el día de hoy agradecemos, porque todavía Alturas de Machu Picchu es un disco de catálogo, va a seguir existiendo para muchas generaciones futuras.

Mario Mutis

Los Jaivas en Machu Picchu: probablemente la postal más importante del rock progresivo latinoamericano

Algunas anécdotas quedan en el recuerdo, como la preocupación de los arqueólogos ante la idea de convertir a Machu Picchu en el  escenario de una banda de rock. El clásico grito “¡no me arruinen las ruinas!” fue motivo de risas. Risas que se repiten hoy en el rostro de Mario Mutis al recordar, por ejemplo, el porqué “Alturas de Machu Picchu” tuvo dos portadas.

“Fue una equivocación más bien eso (risas). Fue chistoso, porque René (Olivares) había hecho el Intihuatana que es una piedra monolítica que está en Machu Picchu, y que es la piedra ceremonial más importante del lugar. Es el corazón. Entonces esa era la carátula del disco, porque representaba bien el concepto del disco. Pero resulta que él estaba pintando otras cosas y de repente apareció la otra imagen del bailarín con la máscara boliviana y una bola en la mano. Yo no me acuerdo bien de la historia, pero cuando fueron a la imprenta alguien dijo ‘Oye, pero esta otra está súper bonita, imprimámosla también’. Y la pusieron po’. Así, violentamente, porque ninguno de nosotros había pensado siquiera en poner otra carátula. Entonces resulta que quedamos con dos carátulas: la del diablo y la del Intihuatana. Las con el diablo venían con la portada original al reverso. Fue una de esas cosas que pasan no más».

Mario Mutis

Alturas de Machu Picchu no solo es un gran homenaje al poeta Pablo Neruda, también lo es a nuestros hermanos peruanos y su cultura . Una cultura común en gran parte de Latinoamérica. Los Jaivas lograron crear un disco imprescindible, un clásico de la música chilena, americana y continental.

2 comentarios en «Una historia oral sobre «Alturas de Machu Picchu» por Mario Mutis»

Responder a Claudio Arenas Vergara Cancelar la respuesta